Los cazafantasmas
Titulo original
Ghostbusters (Ghost Busters)
Año
1984
Duración
107 min.
País
Estados Unidos Estados Unidos
Director
Ivan Reitman
Guion
Dan Aykroyd, Harold Ramis, Rick Moranis
Música
Elmer Bernstein (Canción: Ray Parker Jr.)
Fotografía
Laszlo Kovaks
Reparto
Bill Murray es Peter Venkman: Un profesor parapsicólogo siendo expulsado de la Columbia University, y funda una investigación de fenómenos paranormales llamados “Cazafantasmas”.
Dan Aykroyd es Ray Stantz: Otro profesor parapsicólogo, colega de Peter Venkman, también expulsado de la Columbia University y co-funda a los Cazafantasmas.
Harold Ramis es Egon Spengler: Otro profesor parapsicólogo, colega de Peter Venkman y Ray Stantz, también expulsado de la Columbia University y co-funda a los Cazafantasmas.
Ernie Hudson es Winston Zeddemore: Un sujeto siendo testigo de lo paranormal, es reclutado por los Cazafantasmas como apoyo.
Annie Potts es Janine Melnitz: Una secretaria despreocupada, socia de los Cazafantasmas.
Rick Moranis es Louis Tully: Un nerd contador que vive en un apartamento, al sentir lo paranormal. Es poseído y llamado el Maestro de las llaves por una entidad oscura llamado Gozer.
Sigourney Weaver es Dana Barrett: Una mujer que vive en un apartamento, vecina de Tully y el amor de Venkman. Es poseída y llamada la Guardiana de la puerta por una entidad oscura llamado Gozer.
William Atherton es Walter Peck: Un empleado de salubridad que detesta a Venkman, al provocar un caos paranormal.
Productora
Columbia Pictures
Género
Comedia. Fantástico
Sinopsis
A los doctores Venkman, Stantz y Spengler, expertos en parapsicología, no les conceden una beca de investigación que habían solicitado. Al encontrarse sin trabajo, deciden fundar la empresa “Los Cazafantasmas”, dedicada a limpiar Nueva York de ectoplasmas. El aumento repentino de apariciones espectrales en la ciudad será el presagio de la llegada de un peligroso y poderoso demonio. (FILMAFFINITY)
Premios
1984: 2 nominaciones al Oscar: Efectos especiales, Canción original
1984: 3 nominaciones al Globo de Oro: Comedia, Actor (Bill Murray), Canción
1984: Premios BAFTA: Mejor canción. Nominada a Efectos especiales
Opinión:la comedia más taquillera de la década de los 80, tiene que tener algo especial.Quizas nos sea la mejor película de la historia.Pero es perfecta para pasar un rato divertido.
Con una perfecta mezcla de comedia, terror y acción se ha terminado convirtiendo en una de las más míticas películas de los 80.
La parte de comedia corre a cargo de el que en mi opinión es uno de los mejores cómicos americanos, Bill Murray.Además está en un especial estado de gracia, quizás debido a que la película está dirigida por un buen amigo suyo, Iván Reitman.También director de El pelotón chiflado.Otra comedia ochentera también interpretada por Bill Murray y Harold Ramis.
Por otra parte, otra gran cómico de los 80, Rick Moranis.Con pelis como la tienda de los horrores o Cariño, he encogido a los niños se convirtió en un referente en las comedias de esta época.Lástima que falleciera su mujer y decidiera dejar la interpretación.
En contraste a ellos dos, Harold Ramis, Dan Aycroyd y Sigourney Weaver intentan poner la parte sería.Si es que una peli sobre cazadores de fantasmas puede tener una parte sería.
También destacar a esos fantasmas que siempre recordaremos.La vieja bibliotecaria, que cada vez que veo la peli me termina asustando.O moquete, ese bichejo verde que moquea a Bill Murray.
También destacar esa mítica canción que no puedes dejar de cantar en cuanto empieza a sonar.
Lo mejor:lo bien que me lo paso cada vez que la veo.Las risas con Bill Murray.La música y un buen final.
Lo peor:que hicieran un innecesario remake, indigno de esta gran película.Si no puedes mejorar algo, estate quietecito.Pero don dinero manda.
Valoracion:7 de 10
Gran película, irrepetible. No hablemos del remake porque la desmerece, más que nada por el chico florero Chris Hemsworth…
Recuerdo esta película porque una de mis primas la tenía grabada de la tele en VHS (sí, ya soy una señora). Por alguna razón era una de las películas que más veces veía en su casa, junto con “Encuentros en la tercera fase” y no por pasión. Ambas me daban un miedo atroz, aunque con Los Cazafantasmas tenía una especie de relación bipolar en la que me producía pesadillas y a la vez no podía dejar de disfrutar con ella. Hoy en día puedo ver muy fashion a Sigourney Weaver cuando está poseída; pero por aquel entonces me moría de miedo cada vez que salía en pantalla con su pelo al viento y sus ojos hipermaquillados como si acabásemos de pillarla a medias de un tutorial de Youtube.
Ni que decir tiene que durante una época de mi vida tuve miedo del sofá y de la nevera.
(Spoilers a partir de ahora)
Pero sin duda la escena que más tengo grabada en la memoria es esa en la que Rick Moranis monta una fiesta en su apartamento mientras que en la azotea caen rayos a tutiplén, dando vida a las gárgolas del edificio, “El maestro de las llaves” y “El guardián de la puerta”, todo muy de juego de rol de los 80 tipo Hero Quest con efectos de Stop Motion incluídos. Los perros de Zuul persiguen a nuestro tolai ochentero de turno (siempre hay un tolai en estas películas) hasta una cafetería de Central Park con paredes de cristal y nadie se percata de lo que está pasando (imagináos, entonces ni siquiera había Instagram para compartir las fotos del plato que se estaban comiendo, no me imagino cómo esta gente estaba tan absorta sólo con su interlocutor como distracción (modo irónico ON)).
Por supuesto, no podían faltar en el apartado de favoritos los rayos de las Aspiradoras Dayson de los Cazafantasmas. En cualquier infancia de los ochenta no puede faltar un arma láser con luces y sonidos. Estaban los sables láser de los jedi y la máquina de protones de los cazafantasmas, con su transportín para fantasmas atuñados. Recordad, niños, que sólo podéis cruzar los láseres si es un malo de final de fase.
Y por último el gigante de nube, ese muñeco de marinerito que en principio debería parecer adorable, fruncía el ceño a lo Chuky muñeco diabólico (o sea, el Baby Fever) y te hacías pipí. Por aquel entonces ni sabía lo que era un Marshmallow y no acababa de comprender lo de las fogatas de boy scouts en las que se pinchan nubes y las pones a la brasa (el concepto sigue sin tener mucho sentido para mí). Pero claro, es USA y allí eso es casi una institución. Así que en mi confusión de pensar que el Muñeco de Marshmallow o Malvavisco era en realidad el Muñeco de Michelín, la escena final de los cazafantasmas cubiertos de pasta blanca que creía que era chicle derretido era incomprensible. Sólo me quedaba con que la tormenta terrorífica que se formaba en la cumbre del edificio se disipaba y todo quedaba más o menos en final feliz…