Colette


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Título original: Colette
Año: 2018
Duración: 1h 51min
Género: Biográfico, Drama, Histórico, Vida de artistas
País: Reino Unido, Estados Unidos, Francia, Hungría, Países Bajos
Dirección: Wash Westmoreland
Guión: Richard Glatzer, Wash Westmoreland, Rebecca Lenkiewicz, Richard Glatzer
Música: Thomas Adès
Fotografía: Giles Nuttgens
Reparto: Keira Knightley, Dominic West, Fiona Shaw, Denise Gough

SINOPSIS: Sidonie- Gabrielle Colette, una joven de Borgoña, se casa en 1893 con el escritor Henry Gauthier-Villars, conocido popularmente como Willy. Ambos se mudan a París y el estilo vividor de él lleva a explotar el talento literario de su esposa, que escribirá novelas de éxito firmadas por el propio Willy.

CRÍTICA: La película presenta un retrato de la sociedad parisina de la época, que aparenta una libertad en contraposición con los estrictos comportamientos de otras culturas como podrían ser la británica o incluso la española de la misma época. Podemos ver a mujeres con fortaleza, naturalidad, mujeres vistiendo incluso con atuendos “de hombre”, sin que, en principio resulte escandaloso para la sociedad de entonces. Sin embargo, a medida que transcurre la historia, vemos que todo son apariencias y que las relaciones íntimas entre mujeres se toleraban mientras fueran murmullos y no evidencias. Bien es cierto que la película trata sobre la vida de una escritora, de cómo sus novelas de Claudine llegaron a ser muy populares en la época y de cómo su marido se llevaba todo el mérito de ello, pues las firmaba bajo su nombre. Pero también profundiza sobre la vida íntima de la propia figura de Colette y por eso comencé la crítica hablando de la homosexualidad. Y es que a parte del proceso creativo y de la ascensión al éxito popular de la pareja, también trata muy intensamente sobre la naturaleza bisexual de la escritora.
La verdad es que da gusto poder ir rompiendo los tabúes alrededor de la comunidad LGTB con respecto al tema femenino. Hasta ahora nos hemos ido acostumbrando a ver de vez en cuando (pero con pocos papeles protagónicos) a personajes homosexuales varones ( “Philadelphia”, de 1993 con Tom Hanks y Antonio Banderas en Hollywood y varias de Almodóvar a nivel español); pero el lesbianismo parece más “rechazable” por el público, quizás más acostumbrado a relacionarlo injustamente con el género pornográfico. Afortunadamente podemos encontrar perlas de vez en cuando como “La Vida de Adèle” de 2013, una película extremadamente detallista en cuanto a lo que supone el proceso de una relación sentimental (en éste caso entre dos mujeres).
En “Colette” se habla abiertamente de la bisexualidad de la protagonista, las relaciones extra-matrimoniales que el propio marido consiente, puesto que él tampoco es fiel a su mujer; y se acompaña de algunas escenas de cama tratadas muy elegantemente. Keira Knightley está increíble como siempre. Me encanta verla en papeles de carácter y arranque. Aquí representa a una mujer fuerte, con talento, poder, segura de sí misma y de sus decisiones a medida que va creciendo como persona.
Dominic West interpreta a un marido sin mucha ética ni moral y aunque se aprovecha del talento de otros escritores (como finalmente hizo con el de su mujer); de alguna manera cae simpático y no llegas a odiarlo del todo (bueno, quizás un poquito al final), a diferencia del Christoph Waltz de la película de 2014 “Big Eyes” de Tim Burton basada en la vida de la artista Margaret Keane interpretada por Amy Adams en la que precisamente ocurría lo mismo.
Lo cierto es que después de ver la película me han entrado muchas ganas de intentar hacerme con algún libro de la serie de Claudine y viajar en el tiempo, de alguna manera, a ése París del Moulin Rouge, esos últimos retazos de la época en la que Renoir pintaba sus famosas escenas como el Baile en la Mouline de la Galette… Pero sobre todo, de saber más sobre una de esos grandes talentos femeninos que la historia se empeña en dejar pasar desapercibidos.

LO MEJOR: La ambientación, los escenarios, los giros inesperados en la relación entre Colette y Willy, los toques de humor.
LO PEOR: La sensación de que de mitad hacia el final parece que la película pierde ritmo.

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