Soñadores
Título original: The Dreamers
Año: 2003
Duración: 115 min
País: Inglaterra, Francia, Italia, EEUU
Dirección: Bernardo Bertolucci
Guión: Gilbert Adair (basado en su propia novela)
Música: Julien Civange, Janice Ginsberg, Nick Laird – Clowes, Charles Henri de Pierrefeu
Fotografía: Fabio Cianchetti
Reparto: Eva Green, Michael Pitt, Louis Garrel, Anna Chancellor, Robin Renucci
Sinopsis: 1968, Mayo Francés, Matthew es un joven estudiante americano que entabla amistad con una pareja de hermanos gemelos. Los tres conectan por su pasión por el cine, pero cuando Matthew es “adoptado” en la casa de los hermanos, descubre que los juegos que se traen entre ellos sobrepasa los límites de la fraternidad.
Crítica: Es una película intensa, que parece o quiere aportar un poco de todo: momento histórico relevante, amor, sexo, homenaje al séptimo arte… realmente sin leer la novela no sé si la adaptación le hace justicia y si profundiza en cada uno de estos puntos. En la película la verdad es que las revueltas estudiantiles son una nota a pie de página, un marco histórico que está ahí, pero que de no estar, tampoco pasaría nada, pues prácticamente no afecta a la trama.
Los homenajes al mundo del cine son muy divertidos, recreando escenas de películas antiguas que se mezclan en el montaje con las escenas reales. Especialmente me gustaron cuando Isabelle (Eva Green) recorre la habitación tocando y sintiendo cada objeto o cuando aceptan a Matthew y se entrelazan escenas de “La Parada de los Monstruos”. Además están los juegos de adivinanzas de los gemelos y la discusión entre Matthew (Michael Pitt) y Theo (Louis Garrel) sobre si es mejor Buster Keaton o Charles Chaplin.
Estéticamente también es potente, resaltando todo lo que es el escenario de la casa de los hermanos: los colores, la decoración, las luces de colores cálidos… y algunas escenas especialmente bonitas a nivel visual como la de la bañera con el espejo de tres hojas o la de Isabelle emulando a la Venus de Milo.
Esto es todo lo que me parece positivo de una forma más o menos redonda. Y quiero remarcar antes de seguir, que no es un asunto de mojigatería. Porque si te pones a ver una película cuyo género es drama erótico, lo que menos debes hacer es ser un mojigato. Pero claro, tampoco tragar con todo.
Sí, las escenas de desnudo se presentan con mucha generosidad, sobre todo en cuanto a la protagonista femenina. Está claro que es más bonito el cuerpo desnudo de una mujer que el de un hombre, creo que en eso estamos todos de acuerdo, pero llega un momento que resulta repetitivo tanta carne al aire y recalco, sobre todo el de la protagonista femenina. Sí, sí, recuerdo el plano detalle de miembro viril en la escena de la cocina, cosa que generalmente no es muy habitual en el cine, y un pensamiento machista podría decir: “bah, eso ya compensa todos los desnudos de ella, ¿no?”. Eh… pues no. Pero no me voy a quedar solo en la superficie de la piel. Porque nos presentan a Isabelle como una femme fatale de esas que les encanta meter en sus historias a los escritores testosterónicos como si sólo hubiese dos prototipos de mujeres en el mundo: ésas y las princesas que necesitan ser salvadas. Y ambas quieren sexo con el protagonista masculino… Una vez más, tenemos la representación de la fantasía erótica del macho rancio; pues como decía, a Isabelle la presentan como femme fatale y desemboca en princesa, que encima es una total víctima de los caprichos machistas de sus compañeros, especialmente de su hermano. La película evidencia que el perfil psicológico de ese personaje está escrito por un pene. Por un pene antropomórfico tecleando a máquina (¿alguien más se lo imagina? xD) . Me atrevería a decir que muy pocas mujeres podrían sentirse identificadas con el personaje de Isabelle, y ya sé que suena a “verdad universal”. Pero es que es imposible no ver ésta película y no acordarse de “La Vida de Adéle”, un film en el que no se escatima en desnudos ni escenas de sexo y en el que perfectamente puedes identificarte con cualquiera de las dos protagonistas, seas o no homosexual. Y es que éste es otro tema. Según parece, el guión original de “Soñadores” incluía escenas homosexuales (imagino que en la novela también) que Betolucci decidió no rodar “para no sobrecargar la película”. ¿En serio señor? ¿O es que le molestaba quizás a su hombría?
Y es que, ¿qué se puede esperar de alguien que rodó una violación real en una de sus películas más famosas? Ah, no, eso no sobrecargaba el film, no. Eso era necesario.
Lo mejor: La naturalidad de los actores, la dirección de arte y la fotografía.
Lo peor: La oda al machismo más puro.
PD: Mi valoración no es más baja gracias a los puntos positivos ya remarcados.
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