Una cuestión de género

Título original: On the basis of Sex
Año: 2018
Duración: 120 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Mimi Leder
Guion: Daniel Stiepleman
Música: Mychael Danna
Fotografía: Michael Grady

Reparto: Felicity Jones, Armie Hammer, Justin Theroux, Kathy Bates.

Sinopsis: Biopic sobre la vida de Ruth Bader Ginsburg, actualmente miembro de la corte suprema de los Estados Unidos, símbolo de la batalla legal por la igualdad entre hombres y mujeres.

Crítica: La película presenta una de esas historias que el mundo debería conocer, sobre todo aquellos que a día de hoy aún tienen el concepto de feminismo un tanto difuso. Felicity Jones interpreta a una figura realmente importante en la historia judicial de los Estados Unidos: una mujer tenaz y sacrificada tanto por su familia como por la justicia, que es lo que en realidad envuelve toda su vida. Con el apoyo incondicional de su marido, interpretado por Armie Hammer y a pesar de todas las trabas que un mundo visto a través de ojos machistas y desfasados se le ponen en el camino, Ruth consigue con mucho esfuerzo lo que a día de hoy debería caer de cajón: que no haya discriminación sexual en cuestión de leyes.
Aunque la película cuenta un trozo de historia que merece la pena resaltar, peca de perder ritmo hacia la mitad, sobre todo cuando se enzarzan en diálogos demasiado técnicos referenciando leyes para sostener sus argumentos. Puede llegar a cansar tanto rollo legal, seguramente necesario para el desarrollo de la trama, pero quizás no está bien encajado para el público de a pie, que necesitamos un poquito más de chispa al estilo “Erin Brockovich” (2000); algo que nos haga meternos un poco más en la trama en lugar de estar viendo la peli y pensar “más o menos me estoy enterando de por dónde van los tiros pero realmente no estoy dentro de la historia”.

Lo mejor: La temática, el vestuario, el punto de vista cenital al estilo Wes Anderson en un momento de la primera parte de la peli y sobre todo, el final con una aparición estelar que no voy a destripar pero hizo que se me pusiera un nudo en la garganta.

Lo peor: Lo que ya he dicho: la pérdida de ritmo y el lenguaje excesivamente técnico.