Mary Shelley

Título original: Mary Shelley
Año: 2017
Duración: 120 min
País: Reino Unido
Dirección: Haifaa Al-Mansour
Guión: Enma Jensen, Haifaa Al-Mansour
Fotografía: David Ungaro
Reparto: Elle Fanning, Bel Powley, Douglas Booth, Stephen Dillane, Joanne Froggat, Tom Sturridge, Ben Hardy, Maisie Williams.
Sinopsis: La joven Mary Wollstonecraft Godwin, hija de dos escritores de renombre en Londres, sueña con convertirse algún día en lo que fueron sus padres. Cuando es enviada a Escocia, conoce al poeta Percy Shelley y a partir de entonces su vida da un giro de 180º, rompiendo las normas sociales e involucrándose en una serie de sucesos que la llevarán a crear a su famoso Frankenstein.
Crítica: Preciosa película de ambiente victoriano en el que Elle Fanning se mimetiza excelentemente.
Aunque las comparaciones sean odiosas, en el caso de las hermanas Fanning, son inevitables. A pesar de que Dakota adquirió fama de casi niña prodigio en su etapa infantil en el cine, parece que llegando a los papeles adultos es Elle quien consigue brillar más a nivel interpretativo. Es verdad que la hermana mayor tiene más títulos a sus espaldas, pero es que en ésta película Elle Fanning está increíble. Y para seguir estableciendo paralelismos, no me queda más remedio que recordar otra película de similar género, protagonizada por Dakota. Estoy hablando de “Effie Gray” (2014) una película dirigida por Richard Laxton y con guión de la grandiosa Enma Thompson, quien también interpreta a uno de los personajes. Para rizar más el rizo de la comparativa, tenemos a Tom Sturridge dentro del reparto de ambas películas. Las dos historias tienen como tema central una historia de amor compleja, un tormento desgarrador, aunque el de Shelley es mucho más dramático. Quizás no haya que cargar las tintas con las actrices al decir que Elle transmite mucho más que Dakota, pues también hay que tener en cuenta que “Mary Shelley”, a diferencia de “Effie Gray” está dirigida por una mujer. Y no quiero parecer simplista, pero reconozcamos que quién mejor que una mujer va a empatizar con el sentimiento y el corazón de otra.
El reparto cuenta también con Bel Powley, que interpreta a la hermanastra y amiga incondicional de Mary, Douglas Booth como co-protagonista encarnando al poeta Percy Shelley y Tom Sturridge, a quien ya he nombrado anteriormente, dando vida a lo que en la época debió ser lo equivalente a la máxima estrella de rock que hoy en día pudiésemos imaginar: Lord Byron. Y es que admitámoslo, Sturridge tiene ese aire melancólico que le vino de perlas para interpretar al pintor prerrafaelita John Everett Millais en “Effie Gray” o al tímido Carl en “Radio Encubierta” (2009), pero aún le pega más ésa acidez que desprende cuando entra en papeles como el de éste poeta glamrock que nos recuerda tanto al Sargento Francis Troy de “Lejos del mundanal ruido” (2015). El reparto de jóvenes promesas lleva un broche de oro con el nombre de Stephen Dillane, un actor que seguro que hoy en día la gente recuerda más por su rol en “Juego de Tronos” como Stannis Baratheon, pero que algunas ya le tenemos fichado desde el drama romático (sí, victoriano también, para qué vamos a cambiar de registro) “A la luz del fuego” (1997) junto a Sophie Marceau. Un dato curioso sobre ésta relación de películas es que en “A la luz…” su personaje se llamaba Charles Godwin y que en “Mary Shelley” interpreta al padre de la escritora, el Sr. Godwin. Las estrellas se alinean de manera espectacular.
Me da la impresión de que me he ido demasiado por las ramas y siento que no sería justo finalizar el comentario de ésta película sin destacar el punto esencial, que se desvela hacia el final del film: las motivaciones de Mary para crear una de las mayores figuras de la literatura de terror gótico. Por supuesto, no voy a spoilear nada, pero debo recalcar que lo que la película nos quiere dejar muy claro es que “Frankenstein o el Moderno Prometeo” no nace sólo de unas vacaciones con época de interminables tormentas en la que la familia Shelley (Percy, Mary y su hermanastra Claire), Polidori y Byron se mueren de aburrimiento y deciden hacer un concurso de historias de fantasmas. Aunque el germen, el picotazo, surja de ésos días con Byron, lo que mueve la pluma de Mary es su corazón.
Lo mejor: Las actuaciones, la profundidad.
Lo peor: El sentimiento de impotencia ante las adversidades de la protagonista, condicionadas por la época en la que vivió.